lunes, 22 de julio de 2019

¿Hay algo que arreglar?, los mediadores deberían hacer la campaña de captación de conflictos que estén pendientes de arreglos.




Farol de procesionar, objeto antes reparado por quincalleros ambulantes.

"Quintina" iba gritando por la calle estas dos frases: "¿hay algo que arreglar?", y "¿hay que arreglar algo?".

Lo hacía de seguido, y se la oía en la distancia.

"La Quintina", que es como se la conocía, era quincallera, pasaba por las calles del pueblo recogiendo enseres metálicos que pudieran necesitar una soldadura o reparación, y te los devolvía reparados.


Su grito en realidad era difícilmente entendible era como un:

¡¡¡¡¡Aialgoquearreglaaaaaaaa, aiiiiiiiiiiiiiicarreglaaaaaaaalgo!!!!.
 
A este grito, salían las vecinas que pudieran tener una alcuza rota, un zafra con una fuga, un farol de procesionar, un barreño moderno de zinc de lavar la ropa, una sartén, un caldero,...

Trabajaba los objetos metálicos de cobre, niquel y aleaciones que admitieran soldadura, o pudiera ser restañado, o cosido con una grapa de hierro, remachado o una laña.

Después, llegó la hojalata que abarataba la sustitución del cualquiera de los antiguos objetos, no haciendo viable la reparación; y por último, el plástico, que hundió por completo el uso de los objetos metálicos.
 

Sea como fuere, el sistema de recogida, funcionaba sin necesidad de tener que ir a un taller a llevarlo. Era como un "uber" de las reparaciones.


Los mediadores, deberían plantearse seriamente prestar sus servicios de esta manera.

Hasta ahora, esperamos que nos lleguen los mediados para que nos planteen sus conflictos. Lo mismo nos estamos equivocando y deberíamos salir a ofrecer nuestras formas alternativas de solución de conflictos, preguntándole a la gente si tienen alguna "laña" pendiente de ponerse... 






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