lunes, 6 de abril de 2020

Si este era "Un niño afortunado", yo soy millonario, lectura inesperadamente recomendable al momento actual.





Si este era "Un niño afortunado", yo soy, Amancio Ortega (persona muy adinerada actual de España). Este libro se ha convertido en la lectura inesperadamente apropiada al momento actual.

Desde el pasado 16 de marzo del año 2020 en España se ha decretado el Estado de Alarma, obligando a todos los ciudadanos a permanecer confinados en sus domicilios (con las excepciones que se detallan en las normas del decreto).

El Estado de Alarma decretado ha sido motivado por una epidemia de un virus que produce un tipo de neumonía muy contagiosa, y letal en muchos casos, que produce la saturación de los servicios médicos, si no se para el incremento de contagios.

Para algunos, estamos cerca de un Estado de Sitio, para otros, en un Estado de Excepción y los más exagerados, usan la terminología del Estado de Guerra. Circula la terminología bélica, llegando a calificar a este periodo que se ha iniciado como, la III Guerra Mundial.

Se van teniendo noticias del número de fallecimientos, de infectados y de curados. Conocer la forma de morir en los hospitales de los contagiados por insuficiencia respiratoria y sumidos en la soledad, sin poder ser acompañados por los seres queridos, produce muchísimo dolor.

La mera sospecha de que podemos ser contagiados cuando salimos a comprar alimentos y que a su vez podemos contagiar a nuestros seres queridos, también produce mucho dolor.

El dolor por los riesgos que podemos correr, se puede hacer constante y creciente. Esto hace menos llevadero el confinamiento, tanto para el que sufre ese dolor permanente como para los que ven a un ser querido, dolorido por este riesgo latente.

La convivencia a veces se hace dura en circunstancias normales, el confinamiento continuo es un acelerador de vivencias positivas y negativas. Estos días se recuerdan vivencias de otras personas que han vivido situaciones mucho más duras que las que estamos atravesando nosotros.

Por casualidades de la vida estos días me habían dejado el libro "Un niño afortunado". En fin, si este niño se terminó considerando afortunando, los demás nos debemos considerar millonarios en estas circunstancias.

El mensaje de la obra llega rápido: cada día uno debe intentar fijarse en las cosas que nos permiten seguir adelante, fijarse en las imágenes que nos llenan de ilusión, … Hay un mensaje extraordinario "no desesperar bajo ningún concepto" y "no sucumbir a la tentación del odio, ni al cinismo".

Sobrecoge pensar que quien pasa por las situaciones más duras contadas en primera persona, pueda lanzar estos mensajes.


En mi casa, mis abuelos decían "más vale la paz, que la razón" y que había que mantener ese principio con los demás "siempre igual".

La persona que me dejó el libro, tiene una larga experiencia en la resolución de conflictos, tuvimos ocasión de comentar cómo nuestros mayores asumían determinadas agresiones a los bienes materiales, y hasta dónde respondían con la misma moneda, o no.

La cultura de "no desesperar bajo ningún concepto" y "no sucumbir a la tentación del odio, ni al cinismo" está presente en las características de la Mediación para abordar los problemas incluso más graves.

Despacio, llegan soluciones, que a veces creemos necesitar tajantemente. A problemas tajantes, no siempre hay soluciones tajantes.

Y con respeto a las normas de convivencia incluso con quien las incumple, se puede seguir viviendo. No sentirse seguido ni respetado no nos puede empujar a desconectar totalmente.

El aprendizaje significativo me permite construir conocimiento sobre lo que ya se. Si le añadimos el conocimiento de estas cuestiones, nos ayuda a encajar nuestra situación de confinamiento.

Nuevamente gracias Beatriz por el préstamo de este libro.